En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931
triunfaron los partidarios de la república en las grandes ciudades (45 de las
50 capitales de provincia) y en las zonas industriales del país. La opinión
pública española demostró así su rechazo a la monarquía. Alfonso XIII,
aconsejado por sus ministros, abandonó España y marchó al exilio para evitar
enfrentamientos sangrientos.
La Segunda República es uno de los momentos clave de la
historia contemporánea española. El proyecto de democratización y modernización
que se abre en 1931, y que tantas esperanzas despertó en amplias capas de la
población española, concluyó con una cruenta guerra civil. El debate sobre las
razones de ese fracaso histórico sigue siendo uno de los elementos clave de la
historiografía española.
La Constitución de 1931 y el bienio reformista
El triunfo de las candidaturas republicanas en las grandes
ciudades precipitó el 14 de Abril de 1931 la proclamación de la República. La amplitud del movimiento
popular llevó a que el rey Alfonso XIII, aislado y sin apoyos, se exiliara.
Inmediatamente se formó un Gobierno Provisional presidido
por Niceto Alcalá Zamora y formado por republicanos de izquierda y derecha,
socialistas y nacionalistas. El gobierno debía dirigir el país hasta que unas
nuevas Cortes Constituyentes dieran forma al nuevo régimen.
No obstante, el nuevo gobierno tuvo que responder desde un
principio al ansia general de reformas. Adoptó las primeras medidas para la
reforma agraria, inició reformas laborales, emprendió la reforma militar,
aprobó legislación educativa y puso en marcha el Estatuto provisional de
autonomía de Cataluña.
El ambiente social, sin embargo, se encrespó inmediatamente.
A la vez que la CNT anarquista promovía una amplia campaña de huelgas, los
enfrentamientos entre la Iglesia y el nuevo gobierno fueron inmediatos. El
sector más conservador de la Iglesia, encabezado por el Cardenal Segura, puso
todo tipo de trabas al nuevo ejecutivo. El viejo anticlericalismo afloró de
nuevo y en mayo de 1931 diversas iglesias y conventos fueron asaltados y
quemados. La opinión pública católica se alejó desde un primer momento del
nuevo régimen republicano.
Finalmente, en junio de 1931, tuvieron lugar las elecciones a Cortes Constituyentes en un ambiente de relativa
tranquilidad. Las urnas dieron una clara mayoría de la coalición republicano-socialista. La nueva Constitución, aprobada en diciembre de
1931, reflejó las ideas de esta
mayoría. Estos son sus principales rasgos:
·
Soberanía popular. Se declaraba al nuevo estado español como una
"República democrática de trabajadores de todas clases".
·
Sufragio universal masculino y femenino. Tras un largo y complejo debate en las
Cortes, las mujeres españolas obtuvieron el derecho de voto.
·
Extensa declaración de derechos y
libertades.
o
Derechos civiles: divorcio,
equiparación hijos legítimos e ilegítimos.
o
Derecho a
la educación.
·
Poderes del Estado
o
Poder legislativo quedó en manos de unas Cortes unicamerales.
o
Poder
ejecutivo
§ Presidente de la
República con escasos poderes.
§ Jefe de Gobierno, nombrado por el Presidente pero que debía
contar con la aprobación de las Cortes.
o
Poder judicial en manos de los tribunales de justicia.
·
Por primera vez en nuestra historia, se
establece el derecho de las regiones a establecer Estatutos de Autonomía.
·
En lo relativo a la "cuestión
religiosa" se establece un estado laico:
o
Separación de la Iglesia y el Estado
o
Desapareció
el presupuesto de culto y clero
o
Prohibición
de ejercer la educación
o
Libertad de
conciencia y cultos
El Bienio Reformista (1931-1933)
Tras aprobarse la Constitución, se inició un nuevo período con un gobierno presidido por Manuel Azaña y formado por republicanos de izquierda y socialistas. En diciembre, Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República.El gobierno republicano-socialista emprendió un amplio programa de reformas en un contexto económico desfavorable, marcado por el ascenso del paro. Estas fueron sus principales medidas:
·
Reformas laborales, iniciadas desde el Ministerio del Trabajo
por el socialista Largo Caballero,
que favorecían la posición de los trabajadores y sindicatos y encontraron la
cerrada oposición de los empresarios.
·
Reforma educativa:
·
Amplio
programa de construcción de escuelas y
contratación de maestros: 6750 escuelas y 7000 maestros con mejores
salarios.
·
Enseñanza mixta
·
La Religión dejó de ser asignatura obligatoria
lo que agudizó el enfrentamiento con la Iglesia
·
Reforma militar. Buscando garantizar la fidelidad del Ejército al nuevo régimen
republicano y propiciar la reducción del excesivo número de jefes y oficiales,
se exigió el juramento de fidelidad
al nuevo régimen republicano, pudiendo optar los que se negaran a ello al retiro voluntario con paga completa.
·
Reforma agraria:
·
Se aprobó en
1932 la Ley de Bases de la Reforma
Agraria. Con ella se buscaba el reasentamiento de campesinos sin tierra
en latifundios insuficientemente explotados.
·
Su
aplicación fue un fracaso y muy
pocos campesinos se beneficiaron de la ley. Esto provocó un decepción generalizada entre el campesinado
en un contexto económico de paro creciente.
La oposición al gobierno
La derecha tradicional quedó desorganizada tras la proclamación de la República en los primeros meses del nuevo régimen. La oposición conservadora quedó restringida a las Asociaciones Patronales como la Unión Económica Nacional y el Partido Radical de Lerroux. Este grupo de centro-derecha dirigió la oposición al gobierno en las Cortes.Por otro lado, la izquierda revolucionaria no dio tregua al nuevo gobierno. La Confederación Nacional del Trabajo (CNT), con más de un millón de afiliados, siguió la línea extremista marcada por los militantes de la Federación Anarquistas Ibérica (FAI). El minoritario Partido Comunista de España (PCE) se hallaba también instalado en una línea radical, defendida en aquel momento por la Komintern y Stalin.
Las tensiones sociales y políticas
La crisis económica, la línea radical propiciada por la CNT
y la negativa de la patronal a las reformas llevaron a un marco de fuertes
tensiones sociales. Los enfrentamientos entre huelguistas y la Guardia Civil
fueron frecuentes y a menudo violentos (Castilblanco, Arnedo, Baix Llobregat).
El debate en Cortes del Estatuto de Cataluña y la Ley de
Reforma Agraria provocaron una oposición cerrada en las fuerzas de derecha. De
nuevo, las fuerzas conservadoras recurrieron al tradicional método de la
insurrección militar. El general Sanjurjo intentó un golpe de estado militar en
Sevilla agosto de 1932. La "Sanjurjada", mal preparada y con desigual
apoyo en el ejército, fracasó.
La reacción de las fuerzas que apoyaban al gobierno fue
inmediata. Las Cortes aprobaron la Ley de Reforma Agraria y del Estatuto de
Autonomía de Cataluña. En este territorio,
la Esquerra Republicana de Catalunya, dirigida por Francesc Maciá, triunfó
en las primeras elecciones autonómicas.
Pese al fracaso de Sanjurjo, el gobierno
republicano-socialista daba muestras de claro desgaste. En ese contexto, se
produjeron los graves incidentes de Casas Viejas, en los que la Guardia de
Asalto sitió y mató a un grupo de campesinos anarquistas. El escándalo
consiguiente llevó al gobierno a la decisión de convocar nuevas elecciones en
noviembre de 1933.
Para estas elecciones, la derecha se había reorganizado.
Tres nuevos grupos se presentaron a los comicios:
·
La Confederación Española de Derechas
Autónomas (CEDA), dirigida por Gil Robles, grupo mayoritario
auspiciado por la Iglesia Católica.
·
Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, en la que se agruparon los monárquicos.
·
Falange Española, la versión española del fascismo, dirigida por Jose Antonio Primo de Rivera, hijo del
dictador.
Mientras la izquierda se presentó fragmentada
en múltiples grupos y los anarquistas llamaron a la abstención.Las elecciones dieron la victoria de los grupos conservadores: Partido Republicano Radical y la CEDA.
El triunfo conservador fue contestado por una insurrección anarquista que fue tuvo como resultado más de cien muertos.
El bienio radical-cedista (1933-1936)
·
Paralización de la reforma agraria, con la
consiguiente expulsión de las tierras que habían ocupado de miles de
jornaleros.
·
Paralización de la reforma militar y
designación para puestos clave de militares claramente antirrepublicanos como
Franco, Goded o Mola. Esta nueva política fue completada con una amnistía para
los participantes en el golpe de Sanjurjo en 1932.
·
Conciliación con la Iglesia Católica.
·
Paralización de las reformas educativas. Parón en el programa de construcciones escolares y anulación
de la enseñanza mixta.
·
Enfrentamiento a los nacionalismos periféricos. Freno al proyecto de Estatuto de Autonomía
vasco, presentado por el PNV y enfrentamientos con la Generalitat
catalana, que presidía Lluis Companys,
dirigente de ERC, desde enero de 1934.
Radicalización del enfrentamiento político
En un contexto de crisis económica internacional y de triunfo de los extremismos en Europa con el triunfo de Hitler en 193 y la consolidación de la dictadura de Stalin en la URSS, la lucha política se radicalizó en nuestro país. España se polarizó entre las "derechas" y las "izquierdas".Derechas:
·
La CEDA de Gil Robles agrupaba a las clases medias y populares católicas. Las
Juventudes de Acción Popular (JAP), organización juvenil del partido, tenían ya
en aquel momento rasgos claramente fascistas.
·
En
Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, se agrupaban los monárquicos
con posturas cada vez más extremistas y antidemocráticas.
·
Finalmente,
la Falange Española de Jose Antonio Primo de Rivera se fusionó en 1934 con las
Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) de Ledesma. Quedaba así
constituido el núcleo político de ideología fascista en España.
Izquierdas:
- La Izquierda Republicana de Manuel Azaña agrupaba el centro-izquierda que había optado por una política de reformas y de alianzas con el movimiento obrero.
- El PSOE, el mayor partido obrero, estaba dirigido por un grupo de líderes a menudo enfrentados. Indalecio Prieto y Largo Caballero representaban el ala más moderada y más radical del partido. En general, el PSOE vivió un claro proceso de radicalización.
- El PCE seguía las nuevas directrices de la Komintern y buscaba una alianza de la izquierda contra el fascismo. La experiencia alemana y el ascenso de Hitler en enero de 1933 habían hecho rectificar a Stalin y buscar alianzas con todas las fuerzas de centro-izquierda.
- La CNT seguía ligada a la acción revolucionaria, aunque había quedado muy mermada tras el fracaso de la insurrección de diciembre de 1933.
- Los continuos enfrentamientos del gobierno de la Generalitat catalana con el gobierno de derechas de Madrid habían propiciado que la Esquerra Republicana de Catalunya dirigida por Lluis Companys girara a la izquierda en sus posiciones políticas.
Revolución de Octubre de 1934
La creciente tensión entre los dos polos políticos culminó
con la entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno en octubre de 1934.
Esta remodelación del gobierno fue interpretada por la izquierda como el
anuncio del triunfo inminente del fascismo en nuestro país. La cada vez más
radicalizada izquierda, PSOE, UGT, CNT, PCE,
llamó a la huelga general contra el gobierno. El seguimiento fue muy
desigual.
El movimiento fracasó en Madrid. El gobierno acuarteló a las
tropas y detuvo a los principales dirigentes socialistas y comunistas.
En Barcelona, Companys, desde la presidencia de la
Generalitat, dirigió una insurrección con claro matiz independentista. La
revuelta fue rápidamente reprimida por del Ejército.
Lo peor ocurrió en Asturias. Aquí la huelga general triunfó
y degeneró en una verdadera revolución organizada por la UGT y la CNT. La
persistencia de la insurrección llevó al gobierno a optar por la represión más
brutal. La Legión, dirigida por el general Franco, fue la encargada.
El balance de la Revolución de Octubre de 1934 fue aterrador: más de mil trescientos
muertos, el doble de heridos, treinta mil detenidos, entre ellos Companys,
Azaña, que no había apoyado el levantamiento, y los principales dirigentes del
PSOE como Prieto o Largo Caballero.
La reacción del gobierno de derechas fue el endurecimiento
de su política: se suspendió el estatuto de autonomía de Cataluña y se redactó
una nueva Ley de Reforma Agraria, que en la práctica era una verdadera
contrarreforma.
Sin embargo, las disensiones en el seno del gobierno eran
crecientes. Las diferencias entre el Partido Radical y la cada vez más
extremista CEDA eran evidentes. Un ejemplo de la orientación de la CEDA fueron
los nombramientos que hizo Gil Robles, como nuevo ministro de Defensa.
Militares claramente contrarios a la república y la democracia fueron
designados para puestos clave en la estructura del Ejército. Franco, por
ejemplo, fue nombrado jefe del Estado Mayor.
La crisis definitiva vino con un escándalo de corrupción, el
escándalo del Estraperlo, que afectó a altos cargos gubernamentales. Lerroux y
el Partido Radical cayeron en un descrédito total. La aparición de nuevos
escándalos precipitó el fin de la legislatura y la convocatoria de nuevas
elecciones a Cortes en febrero de 1936.
Las elecciones de 1936 y el Frente Popular
En un ambiente
de creciente radicalización, se
presentaron las siguientes candidaturas a las elecciones de febrero de 1936:
Frente Popular: pacto electoral firmado en enero de 1936 por Izquierda Republicana, PSOE, PCE, POUM (Partido
Obrero de Unificación Marxista) y Esquerra
Republicana de Catalunya. Este pacto agrupaba a todas las
izquierdas. La CNT, con muchos
presos en la cárcel, no pidió la abstención y apoyó de forma tácita a la coalición de izquierdas.
La coalición de
los grupos de derecha, formada por la CEDA
y Renovación Española,
acudió con un programa basado en el miedo a la revolución social. La Falange y el PNV se presentaron por su cuenta.
La victoria fue
para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias
del sur y la periferia. Mientras, la derecha triunfó en el norte y el interior
del país.
Tras las
elecciones, Manuel Azaña fue
nombrado Presidente de la República.
El objetivo era que Indalecio Prieto,
hombre fuerte del ala más moderada del PSOE, ocupara la jefatura del gobierno.
Sin embargo, la negativa del Partido Socialista, dividido en diversas
tendencias, llevó a que se formara un gobierno presidido por Casares Quiroga y formado
exclusivamente por republicanos de
izquierda, sin la participación del PSOE. Así, el nuevo gobierno nacía
debilitado.
El nuevo
gabinete inició rápidamente la acción
reformista:
- Amplia amnistía para todos los represaliados tras octubre de 1934.
- Restablecimiento del Estatuto catalán.
- Alejamiento de Madrid de los generales más sospechosos de golpismo. Franco, Mola y Goded fueron destinados a Canarias, Navarra y Baleares.
- Reanudación de la reforma agraria. Esta medida fue rápidamente desbordada por la acción de los jornaleros que se lanzaron a la ocupación de fincas.
- Tramitación de nuevos estatutos de autonomía. El Estatuto de Galicia, fue aprobado en plebiscito en junio de 1936, y el del País Vasco estaba prácticamente terminado en julio de 1936.
Mientras, el
ambiente social era cada vez más tenso. La izquierda obrera había optado por una postura claramente revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente el
fin del sistema democrático.
Desde el mes de
abril se sucedieron los enfrentamientos
violentos callejeros entre grupos falangistas y milicias socialistas,
comunistas y anarquistas.
Mientras la conspiración militar contra el
gobierno del Frente Popular avanzaba. Por un lado, había una trama política
conformada por los principales líderes de los partidos: Gil Robles, Calvo Sotelo, Jose Antonio Primo de Rivera. Por otro
lado, crecía el número de generales implicados: Franco, Goded, Fanjul, Varela... Emilio Mola, destinado en
Pamplona, se convirtió en el jefe de la conspiración, el "director"
del golpe. La salida antidemocrática tenía valedores internacionales. Muy
pronto se iniciaron los contactos con Mussolini
y Hitler.
El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la Guardia de Asalto, teniente Castillo. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo por parte de un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad. El enfrentamiento era inevitable.
El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la Guardia de Asalto, teniente Castillo. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo por parte de un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad. El enfrentamiento era inevitable.
El gobierno de Casares Quiroga, que
no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias de las
organizaciones obreras, vio como el 17
de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión contra el
gobierno de la República. El triunfo
parcial del golpe desencadenó la guerra
civil.
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